jueves, 29 de diciembre de 2011

Dos hijos, dos regalos, dos tipos de personas


El año 2011 se termina y quiero compartir el pensamiento acerca de dos hijos:

El primer hijo, alguien detestable, se pasó todo el año sin obedecer a su padre, no salió bien en sus estudios, no ayudó en su casa, ni asistió a la última actividad familiar y no estuvo con su padre cuando él estuvo enfermo y lo necesitaba.

El segundo hijo es todo lo contrario.  Obedeció a su padre en todo, salió bien en la escuela, siempre que pudo ayudó en la casa y estuvo en todas las actividades de familia, incluso cuando su Padre estuvo enfermo él estuvo allí para apoyarlo.

Ahora quiero compartir acerca del actuar del padre durante ese mismo año:
En su casa siempre hubieron reglas para ambos hijos, las mismas, para que todo funcionase bien,  a los dos hijos se les puso en el mejor colegio que él podía pagar, en la casa siempre hubieron problemas y con gusto hubiera aceptado la ayuda de los dos hijos, también hubieron celebraciones a las cuales, evidentemente, ambos hijos estaban invitados, y por último, también el padre padeció enfermedades y quería en su corazón que ambos hijos estuvieran con él.

Las diferencias eran abismales entre sus dos hijos, aún así siempre hubo alimento en la casa para ambos, también hubieron regalos de cumpleaños para cada uno y, por supuesto, a fin de año,  también hubo un regalo para cada uno de ellos.

Como siempre pasa en la vida, cuando el primer hijo (el detestable) abrió su regalo, vio que eran unos agraciados tenis, de buena apariencia pero no eran de una Marca reconocida, de manera que el hijo sintió tristeza en su corazón porque no era el regalo que él esperaba.  "Por lo menos deberían ser de marca" pensó para sus adentros y luego exteriorizó con cierto aire de desprecio:  "Gracias Viejo, tal vez los use algún día.  Pudiste darme algo mejor pero seguro no quisiste"

Luego el segundo hijo abrió su regalo, y como es bastante lógico, debido al sentido de justicia (o misericordia, no sé bien) que tienen los padres, el regalo era unos tenis similares. 
Esta vez no hubieron pensamientos despectivos acerca de los tenis, sino lo que hubo fue una sonrisa, un gran abrazo y un agradecimiento sincero para con el padre, luego el hijo bueno dijo: "Gracias papá, no sabes cómo me serán de útiles para hacer ejercicio el próximo año. Te quiero y me haces muy feliz"


Linda historia, pero quiero atreverme a hacerte dos preguntas para que sea útil:
LA PRIMERA: ¿Cómo fue tu actuar con Dios durante el Año 2011?  Piensa cómo fue tu relación con él, cuánto le obedeciste, cuán bien hiciste las cosas, si hiciste algo por su obra, si asististe a la iglesia para adorarle.  Realmente ¿Cuánta colaboración recibió Él de ti?  Cómo evalúas tu año con tu Padre Celestial.

LA SEGUNDA: ¿Cómo es tu reacción ante los regalos que tu Padre del Cielo te dio en este año?   Piensas que tus bendiciones no son tan buenas como debieran, o piensas, si Dios es poderoso, ¿porqué no me bendice con cosas mejores (de marca)?, ¿Por qué este año Dios no te dio todo lo que tu corazón anhelaba?, ¿y sientes tristeza por lo que recibes?

O por el contrario, le agradeces a Dios sinceramente todas las bendiciones que te ha dado, le adoras fervientemente como dándole un fuerte abrazo a tu Dios, ves todas las cosas que tienes y sabes que sin importar la "marca" son las cosas útiles para tu vida y eso basta para ti.  No hay amargura en tu corazón sino un profundo agradecimiento.  Así es como debe de ser.  Esa es la actitud correcta.  Así es como se debe terminar un año y comenzar otro.  Sabiendo que tenemos un Padre en los Cielos que siembre nos bendice y nosotros tenemos el compromiso de ser buenos hijos para él.

Por eso ahora en vez de un simple "Dios te bendiga", prefiero decirte: "Que tengas un Feliz Año Nuevo de obediencia, gratitud y acercamiento a Dios".

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