El año 2011 se
termina y quiero compartir el pensamiento acerca de dos hijos:
El primer hijo,
alguien detestable, se pasó todo el año sin obedecer a su padre, no salió bien
en sus estudios, no ayudó en su casa, ni asistió a la última actividad familiar
y no estuvo con su padre cuando él estuvo enfermo y lo necesitaba.
El segundo hijo es
todo lo contrario. Obedeció a su padre
en todo, salió bien en la escuela, siempre que pudo ayudó en la casa y estuvo
en todas las actividades de familia, incluso cuando su Padre estuvo enfermo él estuvo
allí para apoyarlo.
Ahora quiero
compartir acerca del actuar del padre durante ese mismo año:
En su casa siempre
hubieron reglas para ambos hijos, las mismas, para que todo funcionase
bien, a los dos hijos se les puso en el
mejor colegio que él podía pagar, en la casa siempre hubieron problemas y con
gusto hubiera aceptado la ayuda de los dos hijos, también hubieron
celebraciones a las cuales, evidentemente, ambos hijos estaban invitados, y por
último, también el padre padeció enfermedades y quería en su corazón que ambos
hijos estuvieran con él.
Las diferencias eran
abismales entre sus dos hijos, aún así siempre hubo alimento en la casa para
ambos, también hubieron regalos de cumpleaños para cada uno y, por supuesto, a
fin de año, también hubo un regalo para
cada uno de ellos.

Luego el segundo
hijo abrió su regalo, y como es bastante lógico, debido al sentido de justicia
(o misericordia, no sé bien) que tienen los padres, el regalo era unos tenis
similares.
Esta vez no hubieron
pensamientos despectivos acerca de los tenis, sino lo que hubo fue una sonrisa,
un gran abrazo y un agradecimiento sincero para con el padre, luego el hijo
bueno dijo: "Gracias papá, no sabes cómo me serán de útiles para hacer ejercicio
el próximo año. Te quiero y me haces muy feliz"
Linda historia, pero
quiero atreverme a hacerte dos preguntas para que sea útil:
LA PRIMERA: ¿Cómo
fue tu actuar con Dios durante el Año 2011?
Piensa cómo fue tu relación con él, cuánto le obedeciste, cuán bien
hiciste las cosas, si hiciste algo por su obra, si asististe a la iglesia para
adorarle. Realmente ¿Cuánta colaboración
recibió Él de ti? Cómo evalúas tu año
con tu Padre Celestial.
LA SEGUNDA: ¿Cómo es
tu reacción ante los regalos que tu Padre del Cielo te dio en este año? Piensas que tus bendiciones no son tan
buenas como debieran, o piensas, si Dios es poderoso, ¿porqué no me bendice con
cosas mejores (de marca)?, ¿Por qué este año Dios no te dio todo lo que tu
corazón anhelaba?, ¿y sientes tristeza por lo que recibes?
O por el contrario,
le agradeces a Dios sinceramente todas las bendiciones que te ha dado, le
adoras fervientemente como dándole un fuerte abrazo a tu Dios, ves todas las
cosas que tienes y sabes que sin importar la "marca" son las cosas
útiles para tu vida y eso basta para ti.
No hay amargura en tu corazón sino un profundo agradecimiento. Así es como debe de ser. Esa es la actitud correcta. Así es como se debe terminar un año y
comenzar otro. Sabiendo que tenemos un
Padre en los Cielos que siembre nos bendice y nosotros tenemos el compromiso de
ser buenos hijos para él.
Por eso ahora en vez
de un simple "Dios te bendiga", prefiero decirte: "Que tengas un
Feliz Año Nuevo de obediencia, gratitud y acercamiento a Dios".